Pues al igual que os conté en este post como fue nuestra experiencia con la despañalización, hoy os quiero contar como ha sido nuestro adiós al chupete. Y sí, al igual que con el pañal, creo que me ha costado más a mí, que al peque. Desde que empezamos a pensar en quitárselo, tuvimos varios intentos.
“Bueno, lo dejamos para mañana que hoy se queda en casa de mi madre…. Bueno, mejor otro día que ahora está malito… hoy viene la tía, mejor empezamos la semana que viene…” Así, hasta que un día, llegó la hora de dormir y el chupete no aparecía por ningún sitio, nos lo habíamos dejando en casa de la abuela y ni rastro del chupete “de recambio” para las emergencias. Cuando digo que puse la casa del revés para encontrarlo, es que puse la casa del revés, ¡literalmente! Así que, o nos íbamos a una farmacia de guardia, (yo ya tenía un pie en la puerta), o nos lanzábamos sin red, a pasar la noche “a pelo”… ¡Y eso hicimos!
La primera noche fue genial, durmió del tirón y ni se inmutó. Como si el chupete no hubiera existido nunca… ¡AY! Pero no nos esperábamos que en la segunda noche, empezaría la fiesta. Se despertó varias veces y a puntito estuve de irme a buscar la farmacia de guardia más cercana. Pero bueno, no sin esfuerzo, aguantamos unos días más y todo volvió a la normalidad. En unos días ya estaba durmiendo bien y sin acordarse del chupete.
Habrían pasado unos siete días, todo iba sobre ruedas… Y de repente, me veo al caracol aparecer por el pasillo con un chupete en la boca, con la cara de felicidad más absoluta que podais imaginar.
– ¡Mira mami! – La sonrisa no le cabía en la cara y mi cara era un poema. Había encontrado el chupete “de recambio”, ese que no apareció ni dando la vuelta a la casa unos días antes…
– Estaba en un cajón mami…
– ¿En cual hijo? ¿¿EN CUÁL??
Bueno, ya nada se podía hacer… Le dejamos disfrutar de su momento. Se tumbó en el sofá y … ¡se quedó frito a los cinco minutos! Desde Maggie Simpson, nunca nadie había cogido un chupete con tantas ganas.
Pensábamos que todo lo que habíamos conseguido en estos días se habría perdido y que nos tocaría empezar de cero de nuevo. Pero no fue así, cuando se despertó en un momento de despiste volvimos a esconder el chupete y por la noche se durmió normalmente sin pedirlo.
Es verdad que ahora, alguna vez lo pide cuando está muy cansado o cuando está mimosillo, pero de normal ni se acuerda y por la noche tampoco lo pide.
Pero tengo que confesar, que el otro día tuve un momento de flaqueza, sé que no se debe hacer, pero me entenderéis si os digo que, era sábado, todavía no eran ni las siete de la mañana y era de noche…. ¡muy de noche!
Me llamó lloriqueando… ¡Mami, ven! ¿¡Nos levantamos!?
Y pensé: Bueno, si el otro día lo cogió un ratito y luego no se acordó, no pasa nada porque hoy lo coja un ratito más y durmamos aunque sea una horita más.
Como tantas otras veces, nuestros peques, están mucho más preparados que nosotros para afrontar los cambios. Por suerte, el casi ni le hizo caso al chupete, lo único que quería era levantarse y salir a jugar. Y así lo hicimos… Estuve a punto de ponerme yo el chupete para no llorar por el madrugón en sábado. 😉
Así que, bromas aparte, no tengáis miedo en dar el paso, confiad en ellos, porque como os digo, siempre están más preparados para los cambios, que nosotros.
Mi hijo ya no usa chupete, a mí me costará más que a él olvidarlo! 😉
¡Feliz semana!
Muy bien explicada tu experiencia!! Jajajaja. Estoy contigo, los cambios nos cuestan más a nosotros porque siempre conlleva un esfuerzo salir del confort y comodidad que nos supone esas pequeñas cosas, como chupetes y pañales. Yo fui peor. Le cosi un hilo, jajajaja. Rollo, me he encontrado un pelo. Muy cruel, pero no lo volvió a pedir. También se puede cortar y ya no hace su efecto. Por un paladar sano lo que sea!!! Que luego se va todo en brakets y logopedas. Animaros!! Fuera chupeteeee.
Recuerdo perfectamente el momento, ¡Mira tía, mi chupe! ¡Estaba aquí! jajajaj y salir corriendo ¡Mira mami!